¡No! No, no no noo, no, no; no. No son así las
cosas, no deberían porqué tener que ser así. Detenela -detengámosla-.
Soberbia que él tuvo que aguantar; no tenía
porqué haber sido permitida. No lo pudo evitar y huyó.
Vos
decís que fue un tonto, pero mirá bien.
Él
sabía claramente dos cosas: lo que Diego y Hernán tramaban, cuya razón era
totalmente infundada y cuyo cometido saldría impune por ser tantos los que
participarían directa e indirectamente de él;
y lo que implicaría hablar:
suicidio.
No me
dejé titubear más de un instante y fui a develar lo que iba a pas—No, todos
sabemos que es mentira. Simplemente me callé, el titubeo nació y permaneció y
la mierda quedó hecha.
Así
que, valor perdido, voz ausente, miedo germinando. Posta, la mejor de las
combinaciones, el mix de un pelotudo.
La
profe de Gimnasia la pasó para el tujes, los indirectos no apoyaron la causa
tácita pero tampoco la impidieron y los directos se felicitaban por ser la
escoria que eran. Yo seguía de costado, marginado como un rembékiko.
PD: Todavía no sé qué quise decir con rembékiko.
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